sábado, 26 de octubre de 2013



Sabiendo
que soy capaz de resolver lo que sea
por intuitiva 
Convencida que vivimos pocos años
y actuar en consecuencia
y caminar por la calle
sintiéndome poderosa
con mis nuevos anteojos de sol
el viento que me produce salvaje
y al minuto siguiente descubrir que ese poder se esfumó
que el dolor no se supera con la mueca de una sonrisa
que hoy no soy capaz de revertir un golpe
Me obliga al oficio del manoteo
y cazo en el aire
aquello que pueda alejarme de los desajustes
Caprichosa les digo una y otra vez
a mis compañeros de trabajo
“Los pollos no tienen sillas”
Cualquier situación es la adecuada
para imponer el mantra sanador
y ellos se suman a la cruzada de lo absurdo
Y no alcanza
Y en la búsqueda me cruzo con Margarita García Robayo
en la tapa de una revista
Les confieso que mucho tiempo quise ser morena
porque mi padre decía que eran las más lindas
que voy a comprarme un vestido de flores como ella
que su belleza es espeluznante
Alardeo: voy a declararle mi amor y le pediré que sea mi novia
Y el día transcurrió así
Pude llegar al otro lado
Serena, hasta con ganas de comer un alfajor
sin una sola grieta.


5 comentarios:

Darío dijo...

Por dios, qué manera de describir el poder y el no poder. Todo se desvanece, en verlo está el poder. Sea poema o alfajor. Un abrazo.

Mariela Laudecina dijo...

Gracias compañero. Le mando otro abrazo.

Leo Mercado dijo...

Belleza espeluznante la de este poema. Nadie más que vos podría haberlo dicho mejor.
Abrazo.

Mariela Laudecina dijo...

Gracias amigo mio. Gracias por estar. abrazo.

pa las casa dijo...

qué bello esto mujer! mil abrazos!